Buscador del blog

lunes, 16 de febrero de 2015

Yo contra mí

— Oye Juanjo, he estado pensando en como estamos, y...

— Mal Juanjo, no pienses.

— Pero, ¿por qué? Nos merecemos estar bien, y para encontrar la solución a un problema, habrá que localizar antes el foco de dicho problema, ¿no?

— Si lo sé, pero no nos hace bien buscar ese foco. No hace más que autodestruirnos poco a poco, y ya tenemos mucha mierda como para hundirnos en nosotros mismos.

— Ya, pero...

— Pero nada Juanjo. Tendremos que soportar este dolor tan indoloro, esta mediocridad constante, este vacío. Si usamos el tiempo en teorizar como sentirnos completos, luego no nos quedará nada de ese tiempo en aplicar lo pensado. Vamos a vivir, reflexionando cuando se requiera, pero no porque sí, no sin motivo. Tenemos que ser fuertes para poder permitirnos pensar a la ligera. Y Juanjo, no lo somos. Nos acercamos a ello, pero sólo somos un sucedáneo de fortaleza. Porque el antiguo Juanjo, ese al que desterramos, dejó marca. Éramos tan débiles, que difícilmente podremos alcanzar algún día plena fortaleza. Muchas veces, tú y yo tenemos claras las cosas, pero la falta de confianza que nos dejó ese maldito bastardo con el que compartíamos cuerpo, se ha quedado como si de un virus letal se tratase. Y afectó mucho, porque él gobernó este desgobierno que somos mucho tiempo. Nosotros sólo estamos aquí meses, como mucho un año, y hemos de reformar esta mierda que heredamos. Y vamos lo más rápido que podemos, pero eso sigue siendo despacio. Por eso no tenemos que perder el tiempo en comernos la cabeza, porque tenemos que actuar. Ya improvisaremos por el camino. Es arriesgado improvisar sin un plan, pero es nuestra única arma para alcanzar la plenitud. Vamos a ser fuertes, vamos a ser felices, vamos a ser.

— ...

— .


No hay comentarios:

Publicar un comentario